Al trasluz

Siguen sin entender nada. El Portal de la Transparencia, que apenas deja ver al trasluz, como con desgana, es un buen ejemplo. Se sienten a salvo, convencidos de estar por encima del populacho y no comprenden que la política es servidumbre, igual que el periodismo. Una tarea cargada de deberes y sin apenas derechos.

Por eso siguen ocultando sus privilegios y sus apaños en una maraña de datos diseñada para ser inextricable, ocultos los unos sobre los otros, a menudo disimulados, las más de las veces escondidos en formatos incompatibles con el deber de informar. Todo para mostrarse a sí mismos lo que no son, verdaderos servidores públicos, en la vana esperanza de convencer a los ciudadanos, antes de las elecciones, de que han aprendido la lección.

Y en esa falta de compromiso con la verdad, esa dificultad casi genética del stablishment español a la hora de interiorizar la verdadera naturaleza del servicio público,está su verdadero talón de Aquiles.

No entienden nada. Y por eso se merecen el tsunami que se avecina. 

Hay motivos

Los datos de patrimonio y rentas que sus señorías (diputados y senadores) acaban de hacer públicos –forzados, eso sí, por la presión de la opinión pública más que por una voluntad sincera de transparencia– han venido a poner en evidencia algunos hechos más que discutibles, especialmente en un país sometido a los rigores de una crisis económica imparable. A pesar de que muchos de ellos intentan disimular cifras y escamotear intereses, al final no han podido evitar que se conozcan las escandalosas cifras quen cobras muchos exparlamentarios que no las necesitan en concepto de complemento de pensión o de ingresos. O la indecente indemnización por cese de actividad que se ha llevado el exministro Ángel Acebes (PP) después de media legislatura larga sin dar palo al agua y a pesar de que sus actividades privadas, en un bufete de aboagos y en el consejo de administración de Bankia, le garantizan ingresos muy superiores a los de la media de los ciudadanos. Desde luego, hay motivos para la indignación.